Mi historia no siempre fue de fe activa. Aunque nací en una familia católica, durante años me mantuve alejada de la práctica religiosa. Me casé por la Iglesia porque sentía que "algo había", bauticé a mis hijos, conservaba una Biblia que me regaló mi madre y un rosario de madera que una amiga del colegio de mis niños me obsequió, aunque ambos vivían olvidados en una estantería.

En 2016, la muerte de mi padre marcó un antes y un después. Empecé a entrar a iglesias buscando un lugar de recogimiento donde hablar con él. Fue en la Iglesia de la Victoria donde, de la mano de Don Ignacio, empecé a entender el Evangelio y a sentirme acompañada por la Palabra. Aquella misa me tocó el alma. Volví el siguiente domingo. Y el siguiente. Y el siguiente.

Desde entonces, cada paso fue revelador: realicé el retiro de EMAÚS en marzo de 2022, completé mi confirmación ese mismo año, y en 2023 me uní a un Grupo de Vida donde compartimos nuestras luchas desde la fe. En junio de 2024, mi madre y yo peregrinamos a Medjugorje. Subimos al Monte de las Apariciones, ella con 83 años, y allí viví una experiencia transformadora. Me consagré a la Virgen de la Paz y a la Virgen de la Victoria, y entendí que había llegado el momento de poner mi vida, mi profesión y mi creatividad al servicio de algo más grande.

Así empezó mi nueva vida. Mi viaje. Más consciente. Más conectada con mi fe. Más completa.